miércoles, noviembre 20, 2013

Derbi de farolillos, capotes y puntilla

No sé que tal efecto está produciendo en el sevillismo la proclama chabacana de acudir al Sánchez Pizjuán con un farolillo rojo a cuestas en señal de humillación a las criaturas arcatufas que nos visitan, conmigo que no cuenten. Está bien la guasa, iniciada por cierto por las criaturitas, en tertulias de bares y de amigos, pero de ahí a que una afición entera se someta cual borregos a dictados y proclamas es cosa que se da por otros lares, con sonido y todo.


El Sevilla F.C. y su afición, a la que orgullosamente pertenezco, y quisiera seguir diciendo lo de orgullosamente, posee medios suficientes para hacerse notar y proclamar aquello de que Sevilla es rojiblanca, aparte de situaciones pasajeras, por más que sean las que por la historia incomparable merezcan las criaturitas.

Ya que la cosa quiere entrar por farolillos, entremos por la Maestranza. Lástima que ya no se estile aquello de los toros y los toreros, aunque haberlos haylos, pero lo que sí tenemos es, a modo de pasodobles, dos himnos con los que desgañitarnos para que los vellos quieran separarse de la piel, el del Centenario y el Oficial y que comience la faena.

Y si de señalar el rojo farol se trata, nada mejor que los capotes de brega de nuestra centenaria bandera, aquella que algún arcatufo endiosado tildó de sábana "pintarrajeá" y que después se llevó todas las bofetadas en la misma mejilla a modo de títulos y no hay nada que sonroje más la mejilla de una criaturita que ese CIEN del loCIENto, pitonisos que son los pobrecitos.

Así, motivados los toreros de blanco, la emprenderán a capotazos con los morlacos verdolagas que humillarán la cabeza; la del que señaló la peineta con el dedo que no la humille mucho so pena de socavón (so cabrón); no sé si cinco veces en recuerdo de la manita, pero con una bastará para que desfilen sus incondicionales (¿incondicionaqué?) camino del chiquero.

Para terminar sólo queda la puntilla para que se atraganten de farolillos rojos sin necesidad de enseñarles los candiles en manadas amansadas, que el sevillismo es sabio desde la cuna y sabe que no hay mejor desprecio que no hacer aprecio, a lo nuestro que con eso es suficiente ultraje.

¿Y si es al revés?... Esto es fútbol, no saquemos las cosas de quicio, o algo parecido.