sábado, mayo 04, 2013

Omega, Enrique Morente y Lagartija Nick

            El controvertido y recordado cantaor flamenco Enrique Morente y el grupo de rock granadino Lagartija Nick, se embarcaron en este magnífico trabajo con título de grandilocuente letra griega y suntuoso sonido, Omega. Intentaré desbrozar sus intimidades.


            Arriesgó, como siempre, Morente con este disco, denostado por los puristas del flamenco, aunque somos muchísimos más los que pensamos que es una auténtica obra de arte por ingenio e interpretación; y arriesgó Morente sobre todo en los seis temas en los que aparece la electricidad lagartijera, los más innovadores e impresionantes. 

            La mescolanza sutil que logra la voz del flamenco moderno con su particular forma de expresar “Poeta en Nueva York” de García Lorca y las versiones inmensas que interpreta de Leonard Cohen vocifera calidad, cada tema es un ejercicio de búsqueda y transgresión, independiente del resto, pero ininteligibles despojados de la unidad, consigue un conjunto que no descarrila, una uniformidad que se nutre de su propia integridad y sorprende, por atinada, la fusión con el thrash-rock de Lagartija Nick, el acierto trascendental del disco. 

            Desde el comienzo “Omega” nos anuncia que lo que vamos a vivir no es algo esperado y viola con estrépito la mediocridad y el conformismo, sobre la letra apocalíptica de Lorca se rinden los quejíos espectrales de Morente y se expanden los toques de ambiente venenoso que consigue Lagartija Nick con el desarrollo ascendente de sus instrumentos eléctricos abonando el campo para una imprescindible guitarra flamenca de Miguel Ángel Cortés, el progreso musical lo pedía, y los coros de Antonio Carbonell y el Negri, aromas de martinete y angustia opresora delatando las intenciones. 

             Continúa amasándose con la primera versión que hace Morente de Cohen “Pequeño vals vienés”, letra de Lorca sobre música del “Take this Waltz” de Leonard, estirpe flamenca sobre acordeones, sobresalientes, y teclados de Tomás de San Miguel, cajón de El Bandolero, contrabajo, suprema interpretación, de Javier Losada y percusiones de José Antonio Galicia. 

            Con “Sólo del pastor bobo” Morente intenta ser algo más fiel con el rancio flamenco de palmas, Antonio Carbonell y el Negri (al cajón también), y guitarras, el Paquete y Juan Antonio Salazar, de la Barbería del Sur a las bulerías lorquianas.              

            “First we take Manhattan” de Leonard Cohen, se queda aquí reducida a “Manhattan” y se engrandece en los instrumentos de los Lagartija, buen trabajo de los ritmos y la guitarra eléctrica, consiguiendo la atmósfera ideal para que no separes ni un segundo los sentidos de la interpretación, la guitarra flamenca de Cañizares se hace guía y suben las serotoninas con el dueto magistral de los Morente, Estrella y Enrique, ideología libertaria de abrumadoras sensaciones. 




            La guitarra de Vicente Amigo se incrusta al filo del éxtasis en "La aurora de Nueva York" para que el quebradizo quejío de Morente ilumine la opresión de este poema de Lorca bajo el mullido fondo de las palmas de Antonio Carbonell y El Negri, definición musical de simbiosis. 

            Duelo a las seis cuerdas de Tomatito y Montoyita, nunca unos diminutivos delimitaron tan fielmente la excelencia, y el cajón de Tino di Geraldo redirigiendo este "Sacerdotes" de Cohen a la senda del flamenco, en la vereda del ritmo las palmas de Antonio Carbonell y El Negri se dejan llevar y Morente siente, padece la letra, brillan los coros al cierre, Las Negri, Aurora Carbonell, Estrella Morente y el propio Morente, término y partida. 

            Magnético ritmo el que imprime Lagartija Nick y las palmas de Antonio Carbonell y El Negri a "Niña ahogada en el pozo" donde Morente parece quedarse sin aire por momentos, efecto consensuado, no tarda en llegar la andanada de la guitarra eléctrica del grupo, más enmascarada la flamenca de Cañizares, para aumentar la angustia lorquiana. 

            Guitarra flamenca de Isidro Muñoz para el cante de Morente en "Adán", un dulce y necesario desahogo. 

            Cañizares y Morente se deslizan por el flamenco en "Vuelta de paseo", invasión por sorpresa de los Lagartija Nick y Morente se transmuta sin turbar el ánimo, coros de Antonio Arias, magia en el ambiente. 

            De nuevo Isidro Muñoz a la guitarra y Tino di Geraldo en la percusión de "Vals en las ramas", Morente lorquea profundizando el surco de senderos ya transitados. 

            Vuelve la visión de Morente de Leonard Cohen con "Aleluya", intro de Vicente Amigo con la flamenca, cajón de Tino di Geraldo, se eriza el aire al surgir los coros de Las Negri, Aurora Carbonell, Estrella Morente y Enrique, ahora son los Lagartija Nick los que asoman tímidamente, casi de puntillas, recogimiento en la atmósfera electrizante. 

            Flamenco sedoso en "Norma y paraíso de los negros" a cargo de la guitarra de Isidro Muñoz y la percusión de Tino di Geraldo, los coros y palmas, como no, de Antonio Carbonell y El Negri, Morente canta la pena, sueña el cante. 

            Apoteosis final en "Ciudad sin sueño", Lagartija Nick al mando y Morente quejumbroso, de fondo las palmas, siempre las palmas, y los coros de Antonia Carbonell y Estrella Morente, sístole del alma en la aceleración final, misticismo delirante. 

            Extenuado y feliz, el resuello musical a punto de ebullición, contrastes esenciales, existencia atestada y la calma inquieta. Reposa, sedimenta.