Aún hay seguidores del rock
andaluz que le niegan el pan y la sal dentro del género a este grupo mallorquín
al entender que este sonido tan peculiar pierde su esencia en la mezcla con el
metal. No soy yo uno de ellos y espero que aún sean menos una vez que escuchen
este "Despertando el Silencio",
el nuevo trabajo que nos ofrece Taifa, lleno de flamenco, aires magrebíes, música
progresiva y el fondo metalero que es su seña de identidad.
En síntesis el disco rezuma
calidad en cada uno de los surcos digitales que capte el lector láser, me
atrevería a decir que el más cuidado de su discografía en cuanto a arreglos y
producción, algo muy difícil de conseguir por la mezcla tan dispar de
instrumentación, no olvidemos que además de los componentes de Taifa, Luis
Massot (voz y bajo), Antonio Medina (batería) y Víctor Arco (guitarra eléctrica
y española), en este disco colaboran Ricardo de la Concepción en los momentos
flamencos al piano, con el cajón y en las palmas, y la orquesta andalusí Abnae
Ziryab y el grupo gnawa Guya Abdessalam Bouzkeri en los momentos magrebíes,
todo bajo enérgicos y deslumbrantes giros progresivos que hacen que estemos
ante uno de los mejores discos de rock andaluz de los últimos años.
Se abre con "Una Razón para Vivir" un tema rotundo en la guitarra
eléctrica y mostrando la voz de Luis bien modulada y la sección de ritmo en el
toque justo, donde los Taifas más tradicionales se embriagan de las ambrosías
andalusíes, un buen aperitivo de lo que a continuación degustaremos. En el
segundo tema "Algo más que
Respirar" el inicio de percusiones norteafricanas no anuncia el metal
progresivo que encierra este tema, el más duro de sonido del disco, aunque
matizado con la sonoridad arábiga y el magistral solo de la eléctrica en el
interludio del tema y los apuntes flamencos de la guitarra en la continuación.
Hasta ahora el flamenco sólo se ha insinuado en el disco, pero a partir del
siguiente tema y que da nombre al disco nos vamos a saciar, que no empachar, en
"Despertando el Silencio"
el ritmo por bulerías del mismo te apunta directamente hacia el rock andaluz,
magnífico sonido el que Luis Massot le saca al bajo, acompañado por la batería
de Antonio Medina, y a los distintos tonos de su voz, así como magistral
nuevamente la eléctrica de Víctor Arco, al fondo la instrumentación magrebí te
explica el por qué de incluirla en este trabajo, siendo el single presentación
y un magnífico tema, no hace más que anunciarte lo que está a punto de llegar. Con
sones flamencos de guitarra y la voz de Luis en tonos más bajos y a capela con
ella se presenta "El Jardín de mi
Secreto", el piano de Ricardo de la Concepción entra casi de puntillas,
furtivamente, y de golpe un grito de Luis da un giro tan contundente como
inesperado al tema, contundencia en la entrada del bajo, la batería y la
eléctrica, dónde Víctor demuestra que su guitarra eléctrica es capaz de sacar
sonidos que algunos creíamos ya imposibles en el rock andaluz, un sólo que dura
poco pero qué regusto, un gran tema. El progresivo se hace mayor de edad en "Todo mi existir" giros rompedores
del flamenco, palmas incluidas, al rock más duro, y vuelta al flamenco, con la
guitarra, nuevo giro al rock, y de vuelta al flamenco, ya con el piano, y la
voz adaptándose a cada vuelta de tuerca, ¿no era esto el rock andaluz?, estamos
en el momento álgido del disco. En "¿Dónde
están mis Sueños?", son las instrumentaciones magrebíes las que
acompañan y refuerzan este tema de magnífica composición, algo más suave que lo
escuchado anteriormente, aunque sin bajar un ápice la fuerza de lo escuchado
hasta ahora. Yunques y quejío jondo
inician "Falsa Realidad" donde
la voz aflamencada de Luis lleva toda la carga del tema en sonidos más duros en
los instrumentos rockeros y algún matiz de los marroquíes. En "Persiguiendo una Mentira" es
la guitarra eléctrica la que da comienzo al tema por senderos de metal que se
apaciguan con la entrada de los sonidos magrebíes, unos buenísimos giros en la
voz de Luis y algunos momentos preciosistas de la guitarra realzan este corte.
A estas alturas crees que ya nada puede sorprendente en el disco y llega "Nana de Plata" las
percusiones y cuerdas magrebíes te hacen saborear el jengibre, el cilantro y el
cardamomo a la sombra de una jaima y, como dice Ángela, mi mujer, "qué bonito poder cantarle así a un
hijo, dale mi enhorabuena a Luis", pues ahí la llevas señor Massot,
preciosa esta nana de aires andalusíes. En "Burlando
mi Destino" el tema se va tornando cada vez más progresivo hasta
terminar de forma magistral, quizás un homenaje a ellos mismos en su evolución
como banda. Para cerrar un Bonus Track titulado "Jamming en Tetuán" percusiones árabes sobre la voz
flamenca de Luis grabado en directo en alguna noche de fiesta, trastienda de un
trabajo bien hecho.
Videoclip oficial del tema Despertando el Silencio de Taifa
Un disco completo, rotundo, pleno
de la esencia del rock andaluz y de una calidad difícilmente superable,
seguramente ellos no lo pretendían así, pero un guantazo sin mano a aquellos
que después de este disco se quedarán sin argumentos a la hora de criticar su
pertenencia, por la puerta grande, a este movimiento tan especial, en todos los
sentidos, que es el Rock Andaluz.
Señores de Taifa, me quito simbólicamente el sombrero.
Señores de Taifa, me quito simbólicamente el sombrero.