lunes, diciembre 19, 2011

Por el bien del Sevilla F.C., dimita Sr. del Nido

Siempre albergué la esperanza de verle salir por patas echado por una afición hastiada de ineficaces colaboradores y de acusaciones humillantes, de justificaciones dolosas de lo indefendible y de su onanismo prepotente.



Pero, a día de hoy, su figura sigue alzada en los altares sevillistas reluciendo de títulos y fondos propios, lo único que parece preocuparnos, pobres ciegos deslumbrados, cada vez más pobres aunque cada vez menos ciegos y cada vez menos deslumbrados; no, la gloria deportiva no lo es todo, ni las frases ingeniosas, ni la economía maquillada, porque el éxito que encubre boñiga acaba enmerdado.

No era así como pensé que llegaría este día, sentenciado y culpable, pero no juzgado por la grada nervionense, como tarde o temprano llegaría, sino por temas personales que ni me van ni me importan como accionista y cliente del Sevilla Fútbol Club Sociedad Anónima Deportiva, pero que inevitablemente salpicarán mis intereses, mi dignidad y mis sentimientos sevillistas, pero así ha llegado y ni usted ni yo podemos cambiar la historia a nuestros deseos, ya no.

Porque no dudo que dimitirá por el bien de la entidad que ambos amamos por encima del bien y del mal, que ud. podrá ser inocente y le tocará demostrarlo, pero, a día de hoy, la imagen del Sevilla F.C., el hombre más importante después del Papa, es un condenado y sentenciado por la Justicia, lo de la mujer del César, qué le voy a contar.

Sólo espero que su sucesor llegue con las manos tan blancas como nuestra camiseta y hábiles en la limpieza de inútiles y aduladores, ya habrá tiempo de juicios y enmiendas.