lunes, mayo 12, 2008

¿Fracaso o cura de humildad?

A bote pronto, la sensación de esta temporada que anochece es la de un sonado y rotundo fracaso; las expectativas del comienzo no se han cumplido, en Champion League nos elimina un conjunto mediocre, en Copa un Barcelona de los peores en años y el objetivo de la Liga no se ha conseguido, todo esto unido a un juego del equipo que, si bien en momentos puntuales se ha parecido al de los dos últimos años, en general ha decepcionado.

Un análisis más profundo me asoma a la realidad de lo ocurrido, cierto que a mi realidad, pero es la que busco. En cualquier otro año nos hubiera parecido una temporada fabulosa, jugando Champion y quintos en Liga, clasificándonos para UEFA una jornada antes de terminar, viniendo en pretemporada de ganar una Supercopa de España vapuleando al Campeón de Liga en Chamartín, ¡¿dónde hay que firmar?!, gritaríamos a pleno pulmón. Acontecimientos desafortunados aparte (la desaparición de Puerta, la huída rateril de Juande, las desgracias y desgraciados en defensa) que, por manidos, resultan putrefactos, no debemos enjuiciar los fríos números y profundizar más en la actitud de los distintos estamentos del club, en base a una necesaria y saludable cura de humildad.

Empecemos por la Directiva; creyéndose los verdaderos artífices de los títulos y buen juego, menosprecian por aquí y por acullá, en ninguneo de profesionales, y con una exigente apuesta y promesa comparativa con los mejores del fútbol nacional, a base de enfrentarse, atacando donde más nos duele, el bolsillo, escupiendo puñaladas de insultos pueriles, con una afición que se frotaba los ojos con lo que estaba viviendo y que acudía impávida a presenciar lo que acontecía con los abonos desde la clase dirigente. El caldo de cultivo de la insurrección estaba en plena ebullición, a punto de desbordarse ante cualquier incumplimiento de lo prometido. A la afición se le exigió como a la del campeón de Liga y la afición exige el título de Liga, cuanto menos su pelea, es así de claro… para el que lo quiera ver. ¿Primera sensación de fracaso o primera cura de humildad, señores directivos?

El cuerpo técnico venía de éxitos desmesurados, tanto en planificación, como en contrataciones y puesta de manifiesto en los terrenos de juego. Unos, los de chaqueta y videograbadoras, apostaron por la tónica que había ido bien anteriormente, pero con más dinero y más exigencia y se han estrellado estrepitosamente ante la nueva baraja, que venía con las cartas marcadas por trofeos y títulos. Los otros, con el mono de trabajo, ante la menor tempestad abandonaron la nave hipnotizados con los cantos de sirenas de las libras, con una buena ración de incomprensión y desprecio; y su sustituto perdiéndose entre quijotescas peleas con aspirantes a premios Pulitzer y baratas excusas de mal perdedor, aunque en la recta final del desembarco, parece que ha sido fiel consigo mismo y ha dejado buen sabor de boca, aunque insuficiente para limpiar la bilis generada anteriormente. ¿Sois todos unos fracasados o necesitabais esta cura de humildad?

Qué decir de los jugadores, verdaderos ejecutores y ejecutados indultados. Pues como en botica, de todo un poco. Lesionados pundonorosos, lesionados imaginarios, marginados complacientes, inconformistas luchadores, pacotilleros futbolistas, lujosos peloteros, pero ante todo Mercenarios Profesionales, así con mayúsculas y con todo lo que conlleva, así son, pero así fueron también en los éxitos. La gran diferencia, para mí, la sensación de equipo en los años anteriores y el cúmulo de endiosadas individualidades caprichosas de éste. Buena cura de humildad individual ante el fracaso del colectivo.

Por último, nosotros, la afición. ¿Qué nos habíamos creído? Nos obnubilamos al reflejo de los títulos, sin mirar hacia atrás, ya éramos campeones antes de jugar, era lo que nos vendieron y como pardillos primerizos en esto de animar, lo hemos asimilado en regalo auditivo y la realidad nos ha sobrepasado, dejándonos huérfanos de ambiciones, cuando la única ambición era la máxima, con la pesadumbre del fracaso en la quinta, sexta o décima (que más da) mejor campaña de la historia del Sevilla F.C. Los que resistamos, los más, porque yo pienso resistir, habremos aprendido en nuestras propias carnes y con los nuestros lo que entraña una buena dosis de cura de humildad.

“…Sevilla, Sevilla, Sevilla…aquí estamos, contigo Sevilla…”